San Pedro Alcántara, Marbella. – Con un cielo teñido de verano anticipado, la segunda Moraga Ciudadana organizada por Opción Sampedreña (OSP) encendió más que las tradicionales hogueras de San Juan: también despertó el interés por un deporte que cruza fronteras y desafía las convenciones físicas del juego moderno: el Piki Vóley.
A primera vista, los fuegos y la música del sábado 21 parecían honrar una costumbre ancestral, cuando vecinos y familias se reúnen para celebrar la noche más corta del año. Pero en esta ocasión, las brasas compartieron protagonismo con un espectáculo deportivo inesperado.
En una pista improvisada sobre la arena, los jugadores no usaban sus brazos, saltaban, golpeaban, defendían, todo con los pies, el pecho o la cabeza. A algunos espectadores les costaba creer lo que veían.
El Piki Vóley, una fusión dinámica entre el vóley tradicional y el "Pik" brasileño, fue presentado como exhibición por la Asociación Cultural Latina Amigos del Paraguay, invitados de honor de la jornada.
Su presidente, Juan Figueredo, nos dijo que el juego nació en las canchas informales de Sudamérica, en la frontera invisible entre la necesidad, la creatividad y la pasión por el balón.
"A veces, y si se acuerda entre jugadores, se permite usar los brazos", explicó, "pero lo esencial es la técnica y el respeto al movimiento".
Mientras el partido de exhibición revelaba las exigencias físicas, el presidente de la asociación nos contó que esta modalidad tiene casi una década de historia formalizada, contando en la actualidad con ligas federadas en Paraguay y Brasil, donde se juega con la misma seriedad y entrega que otros deportes olímpicos.
La precisión del saque, la agilidad para cubrir terreno sin manos, y la concentración necesaria para anticipar el movimiento del adversario lo convierten en un espectáculo tan técnico como artístico.
Más allá del rendimiento deportivo, el evento de OSP dejó entrever algo más profundo de los sampedreños, el abrazo a la diversidad cultural como parte de su tejido social.
La presencia de la comunidad paraguaya y su juego emblemático fue un gesto político y simbólico, una forma de decir que en Marbella y San Pedro hay espacio para nuevas expresiones y herencias, dijo Manolo Osorio.
San Juan es, después de todo, una fiesta de renovación y fuego. Así, entre sardinas, chuletas asadas, las hogueras al borde del mar y un balón sin tocarse con las manos, San Pedro Alcántara vivió una noche donde las tradiciones se mezclaron con nuevas voces y nuevas reglas.
Manuel Osorio nos recordó que habían denunciado que la única pista de fútbol 5 con césped artificial abierta en todo el municipio es la número 2, porque la otra la han tenido que cerrar por el enorme deterioro que padece.
Lo lamentable es que desde el ayuntamiento pudieron haber realizado las mejoras en ambas pistas al mismo tiempo, pero por razones no conocidas dejaron una sin preocuparse por su reforma.