Por Laura de Arce
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25 de agosto de 2025
Marbella. — El municipio ha alcanzado este verano cifras históricas que consolidan su estatus como epicentro del turismo de alta gama en España. Con un incremento del 17% en visitantes extranjeros y una rentabilidad hotelera sin precedentes, la ciudad se ha convertido en el termómetro de un modelo turístico que combina glamour, exclusividad y estabilidad en la demanda. Según el Instituto Nacional de Estadística, en julio llegaron 85.697 viajeros, casi 12% más que el año pasado, que sumaron más de 325.000 pernoctaciones. Lo significativo no es solo el crecimiento en volumen, sino la calidad del gasto: la tarifa media diaria en hoteles alcanzó los 375 euros, mientras que el ingreso por habitación disponible se situó en 296 euros, los más altos del país. “Es un comportamiento extraordinario si se tiene en cuenta que la oferta hotelera ha crecido y aún así la ocupación se mantiene estable”, señaló Laura de Arce, directora general de Turismo. Una burbuja dorada en plena Costa del Sol Marbella lleva tiempo cultivando su imagen de destino de élite, apoyada en la restauración de lujo, las marcas internacionales y los beach clubs convertidos en símbolos globales. Frente a otros destinos españoles que dependen de un turismo masivo y sensible a las oscilaciones económicas, Marbella ha apostado por la exclusividad como factor diferencial. El resultado es una economía turística más resiliente, que en julio generó 4.252 empleos en el sector hotelero y que, a diferencia de otros enclaves, no muestra signos de saturación inmediata, pese al aumento de la oferta. Los dilemas detrás del éxito El modelo, sin embargo, no está exento de interrogantes. El precio medio por habitación en Marbella triplica la media española y corre el riesgo de reforzar la percepción de un destino inaccesible para el viajero medio. La facturación media de los hoteles por cada habitación ocupada (ADR) fue de 146,5 euros en julio, lo que supuso un aumento del 4,6% respecto al mismo mes de 2024. El ingreso medio diario por habitación disponible (RevPAR), que está condicionado por la ocupación de estos establecimientos, alcanzó los 111,8 euros, con una subida del 5,6%. Por categorías, el ADR fue de 331,5 euros para los hoteles de cinco estrellas, de 153,4 euros para los de cuatro y de 124,7, para los de tres. El RevPAR para estas mismas categorías fue de 244,5, 127,3 y 97,8 euros, respectivamente. El punto turístico con mayor ADR y RevPar fue Marbella, con 375,1 y 296,3 euros, respectivamente. Más ingresos, pero Marbella se ha especializado en el gran lujo, aceptando con normalidad la presión inmobiliaria y la dependencia de un segmento muy concreto de clientela —principalmente extranjera y de alto poder adquisitivo— podrían dejar a la ciudad más expuesta a shocks internacionales, como fluctuaciones económicas o geopolíticas. Además, la apuesta por el turismo de lujo plantea desafíos de sostenibilidad. A medida que el municipio acoge más visitantes de alto gasto, la gestión del espacio público, el consumo de recursos y la convivencia con los residentes permanentes se convierten en factores decisivos para evitar tensiones. Una lección para otros destinos Marbella ilustra cómo un municipio mediterráneo puede liderar los rankings de rentabilidad sin necesariamente crecer de forma descontrolada en volumen. Su estrategia refuerza la idea de que la clave no es recibir más turistas, sino atraer al tipo de visitante que garantice ingresos sostenibles y empleo estable.