Por José Antonio Medina
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12 de julio de 2025
Málaga y Marbella, motores del turismo, los contratos laborales que no llegan a fin de mes y el cemento. En la provincia de Málaga el turismo sigue siendo la gallina de los huevos de oro… aunque a veces esos huevos salen revueltos y sin sal. Durante el segundo trimestre de 2025, se firmaron 37.027 contratos relacionados con el sector turístico, la mayoría temporales, con salarios que harían sonrojar a cualquier camarero veterano y ocupaciones que suenan más a un menú de comida rápida: camareros, ayudantes de cocina y personal de limpieza lideran el sector. Málaga capital se lleva la palma con 11.458 contratos, seguida por Marbella con 6.273. En política local, Izquierda Unida decide cambiar el timón: Manuel Núñez reemplaza a Victoria Morales . Manuel, economista y activista con más años en política que algunos camareros en temporada alta, llega con promesas de ser “útil”, que en IU se traduce a menudo como “vamos a darle la vuelta a este modelo de sol y cemento”. Marbella, la joya turística, acaba de inaugurar una flamante desaladora tras una cirugía de 8 millones de euros. Produce 20 hectómetros cúbicos de agua, que ahora sí funcionan, algo que Juanma Moreno y Ángeles Muñoz presentaron con la pompa de quienes acaban de inventar el agua. El gran logro del día, sin duda, aunque ya veremos si no acaba como las promesas sobre el parque de los Tres Jardines adornado con columpios oxidados, fuentes más secas que el humor de un lunes; y bancos más resecos que el aplauso a la última promesa política. Osorio, Domínguez y Parra, figuras de la oposición, acusan a Ángeles Muñoz de transformar el espacio público en un “cementerio de promesas”. Mientras tanto, el Parque de la Constitución agoniza en silencio: baños rotos, gradas llenas de polvo y un observatorio astronómico cerrado, como si mirar al cielo fuera ahora un lujo reservado a los penthouses. Manuel Núñez ha estado muy activo en este tema. El Plan General de Ordenación Urbana ( PGOM ), ese fantasma que aparece y desaparece, aún no está listo. A pesar de que la alcaldesa se empeñe en venderlo como si ya estuviera encuadernado y listo para impresionar, lo cierto es que falta la Declaración Ambiental Estratégica, la vuelta al Ayuntamiento y el POU. En otras palabras: ni PGOU, ni PGOM, ni POU… ni leche Pascual, como dijo Isabel Pérez . Mientras tanto se han aprobado licencias urbanísticas por casi 67 millones de euros, el ayuntamiento recoge 2,6 millones en retorno fiscal. Un negocio redondo para unos pocos. ¿Y la vivienda? Más de 500.000 euros por un piso nuevo. Una cifra que no hace gracia a nadie que gane 1.500 euros al mes. Bienvenidos al urbanismo de la expulsión amable, donde la exclusividad es ley y el acceso al hogar, un privilegio. Juanma Moreno vino, regó, inauguró, pronunció un discurso que parecía más un saludo de cuñado en una comunión, y se fue. Llamó a Marbella “epicentro del turismo selecto” y definió a su alcaldesa como uno de los rostros “más consolidados del PP”. No aclaró si se refería a la fidelidad de sus votantes o al bótox político. Coda final: Entre desaladoras que funcionan, parques que no, contratos precarios y viviendas imposibles, la ciudad se debate entre la postal turística y el desaliento cotidiano. Y mientras unos posan para la foto, otros esperan que la ciudad no los expulse por no poder pagarla. Golazo Contratos de trabajo. - En el segundo trimestre de 2025, la provincia de Málaga registró 37.027 contratos en el sector turístico, con Málaga capital y Marbella a la cabeza del crecimiento. Málaga capital encabeza el repunte con 11.458 nuevos contratos y un crecimiento del 2,56%, seguida de Marbella con 6.273 contratos y un avance del 2,89%. Sin embargo, los perfiles más contratados evidencian tensiones estructurales: los camareros siguen dominando (21.577 contratos, +2,10%), los ayudantes de cocina con 5.326 contratos retroceden levemente (−0,50%) y el personal de limpieza (2.331) sufre una fuerte caída (−8,19%). En el plano político, Izquierda Unida ha confiado en Manuel Núñez , economista y veterano activista local, como nuevo coordinador en Marbella y San Pedro. Núñez, que tuvo responsabilidades públicas entre 2015 y 2017 en el área de Derechos Sociales, sustituye a Victoria Morales, referente durante más de una década. Con un discurso crítico hacia el modelo actual de ciudad, Núñez aspira a convertir IU en “una herramienta útil para revertir un modelo agotado e injusto”. Su principal desafío: transformar la denuncia en propuesta, con una narrativa que articule cambios urbanos, sociales y económicos viables. La designación de Núñez abre un nuevo capítulo para la izquierda local, en un contexto donde la juventud gana protagonismo laboral y político, pero la desigualdad de género y los desequilibrios estructurales persisten. Compromisos En solo una semana hemos sido testigos de compromisos renovados en dos frentes clave: el agua y la justicia. Ángeles Muñoz y Juan Manuel Moreno intentan renovar las expectativas de ciudadanía escéptica. La reinauguración de la planta desaladora , una infraestructura que llevaba años operando por debajo de su potencial, con una inversión de 8 millones de euros pasa de producir 6 a 20 hectómetros cúbicos anuales. Según Moreno esto permitirá suministrar agua a otras zonas como Málaga capital y la Axarquía. El anuncio es oportuno —en medio de una crisis climática que ya no puede llamarse coyuntural— y representa una apuesta concreta por diversificar las fuentes de abastecimiento. En contraste con la concreción de la desaladora, el anuncio de la futura Ciudad de la Justicia en Marbella navega en aguas más turbias. La Junta ha licitado el estudio de implantación y Ángeles Muñoz no dudó en calificarlo como un "paso decisivo". La Ciudad de la Justicia ha sido anunciada en múltiples ocasiones durante la última década. Cada nuevo estudio o proyecto parece reciclar la desconfianza ciudadana. El anuncio genera más expectativa que confianza. Hasta que no haya terrenos, plazos claros y dotación presupuestaria definitiva, el proyecto seguirá habitando esa zona gris entre la necesidad y la retórica. Telarañas San Pedro Alcántara, una de las zonas con más historia de Marbella, se tambalea entre el reluciente escaparate inmobiliario y los maderos podridos de sus espacios públicos. El parque de los Tres Jardines , alguna vez presentado como símbolo de renovación urbana, hoy ofrece una escena desoladora: fuentes secas, columpios oxidados, ramas muertas y una caseta de herramientas que ha desaparecido como las promesas políticas. Manolo Osorio, Mabel Domínguez y María Parra acusan directamente a Ángeles Muñoz de haber condenado al abandono no solo a este parque, sino al propio entramado público de San Pedro. Gentrificación a toda velocidad. Mientras los parques se caen a pedazos, la ciudad sigue aprobando licencias urbanísticas por casi 67 millones de euros. Félix Romero celebra los datos: dos complejos residenciales en Nueva Andalucía con 94 viviendas y locales comerciales. Y una promesa fiscal: más de 2,6 millones de euros en retorno para el ayuntamiento. Pero esos millones no riegan los jardines. En esa misma ciudad donde el metro cuadrado se cotiza en oro, el salario medio de una mujer marbellí es de 1.410 euros brutos al mes y el de los hombres, 1.620. Comprar una vivienda de medio millón de euros es una fantasía para la mayoría de los residentes. No solo no pueden aspirar a vivir en los nuevos desarrollos, sino que se ven empujados hacia la periferia, expulsados por un modelo urbano cada vez más exclusivo. Marbella se gentrifica a gran velocidad, y sin resistencia efectiva. Al abandono de los Tres Jardines, se le suma el parque de la Constitución , corazón cultural del casco urbano, es otro símbolo herido. El auditorio José Pernía Calderón fue reformado en 2019 con una inversión de 325.000 euros. Desde entonces, ni un euro más. Baños inutilizables, gradas cubiertas de polvo, escenario deteriorado. El observatorio astronómico, ese pequeño lujo con vocación comunitaria y científica, cerrado desde hace años. Sin mantenimiento, sin excusas. Manuel Núñez lo denuncia con claridad: se organizan actos culturales en espacios indignos de la cultura. Las imágenes de festivales o encuentros teatrales en estos escenarios olvidados hablan de una gestión que prioriza el espectáculo por encima del contenido, el titular sobre la estrategia. La visita reciente del presidente andaluz Juanma Moreno fue cuidadosamente calculada. En su discurso, aseguró que Marbella es “el epicentro del turismo selecto” y que su auge económico se debe al liderazgo de Ángeles Muño z, a quien llamó “uno de los rostros más consolidados del PP andaluz”. Ay, ay, ay . Pero su relato ignora las grietas. No habló de la temporalidad laboral, ni de la inseguridad creciente, ni de la crisis habitacional. Tampoco del colapso de los servicios públicos ni de la acumulación de basura y los atascos constantes que los marbellíes viven cada día. Se limitó a repetir el relato de Marbella como joya del turismo de alto poder adquisitivo. Un relato cómodo, rentable, pero profundamente incompleto. El sarcasmo de la frase pronunciada sobre el centro de salud Ricardo Soriano –“vamos cumpliendo los hitos, aunque queden cosas por hacer”– resume una forma de gobernar basada en el anuncio, no en la ejecución. La alcaldesa ha querido presentar como cerrado un proceso, el del nuevo PGOM , que aún debe pasar por la Declaración Ambiental Estratégica (DAE) y una segunda aprobación municipal. Y todavía falta completar el POU. No hay final, pero se proclama victoria. La Marbella de los catálogos y los influencers no es la que atraviesan los vecinos a pie. La tensión entre el relato de la exclusividad y la experiencia del abandono es cada vez más difícil de ocultar. Los parques se secan, las viviendas se alejan, los sueldos se estancan, la seguridad preocupa, los espacios públicos se degradan. Y todo ello sucede mientras la ciudad se promociona como un destino global de lujo.