Por Blanca Nieves Palacios
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13 de septiembre de 2025
Las críticas de la “oposición al nuevo gobierno, en particular a la Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), resultan ser muy criticables por el hecho de que, en los seis años en los que estuvo como Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al sentirse los Partidos, Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) “despojados del poder que detentaron casi cien años y, al no querer entender ni aceptar que, el pueblo ya estaba harto de tanta corrupción, impunidad, autoritarismo, represión, enriquecimientos ilícito, entreguismo a empresas extranjeras de todas nuestras riquezas con ayuda de mexicanos prestanombres , los ciudadanos optaron por otra opción. Esta opción se presentó con AMLO, cuyo lema de campaña era: “por el bien de todos, primero los pobres”; “barreré la corrupción, como se barren las escaleras, de arriba hacia abajo”. Eso fue más que suficiente para que los mexicanos se volcaran en las urnas en 2018 a votarle, logrando 30’113,438 votos, apoyado por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), formado, éste, por miles de ciudadanos pues la promesa era clara: “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. La fuerza de este movimiento y el rechazo al PRI y al PAN se patentizó en 2024 posteriormente por CSP, que obtuvo, 35’923,969 votos. Ante esta fuerza ciudadana la “oposición”, partidariamente hablando, no supo en su arrogancia y soberbia, rescatar la confianza del pueblo, al permitir que un millonario empresario, Claudio Xavier Gonzáles Guajardo dirigiera esa “oposición” conformada por el PRI y PAN, que fueron los verdugos de los mexicanos durante tantas décadas y que se encontraban ya, en estado agónico. Su fracaso ha sido rotundo, se quedaron solos, pues sus Partidos rémoras, brincaron ni tardos ni perezosos a hacer alianza con el nuevo Partido político MORENA. AMLO, por aquello de que, “la unión hace la fuerza”, les abrió las puertas, no solo a ellos sino a todos aquellos que decidieran ingresar a MORENA, vinieran del Partido que fuera. Dos errores Gran error, se dijo, pues por años, habíamos venido sosteniendo una lucha contra un régimen que impuso la desigualdad, aumentó la pobreza, e institucionalizó la corrupción; el triunfo del pueblo fue contundente, a costa de miles de vidas, de mucho dolor y sufrimiento, ganamos una lucha de clases, no solo una votación ni una presidencia, no era pues cosa de invitar a los victimarios a ser partícipes de este nuevo gobierno del pueblo. El segundo gran error fue que, al abrir la puerta, cómo si se tratara de una fiesta, se les obsequiaran los mejores puestos a esos corruptos, advenedizos a los que se llamó: “prianistas”: Senadores; Diputados; Secretarios de Estado; Directores de oficinas; de la Secretaría de Salud; concesiones y más concesiones, mineras, carreteras, Banqueras, aeroportuarias; marítimas; permisos y más permisos a empresas para instalarse y contaminar todo lo contaminable, argumentando que, “son miles de millones de pesos que benefician al país” . Así empezaron, como en anteriores gobiernos prianistas, a surgir fraudes, desvíos, desapariciones de miles de millones de pesos y robos hasta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y no se aplica la justicia. ¡Insólito! Se tiene la mayoría en el Congreso de la Unión y se cuenta con el apoyo del pueblo y prianistas, sin embargo se dan vuelo insultando a la Presidenta señalándole, calumniándola y disfamándola como, narcotraficante y hasta los mismos diputados y senadores morenistas y en ese mismo Poder Legislativo, sin aportar prueba alguna. Pero aun así, no se atreven a desaforarlos y demandarlos por delitos que se castigan con cárcel. A la vista de todo México y más allá de nuestras fronteras, vemos el envalentonamiento de priistas corruptos, exgobernadores y sus golpeadores amparados en el nefasto e indignante “fuero”, insultando y golpeando al Presidente de la Cámara de Senadores y ante quien se les pusiera enfrente; esos pelafustanes que mantenemos siguen ahí, gritando, ofendiendo, golpeando, insultando y cobrando sus jugosos salarios. Los mexicanos a la expectativa, están esperando se aplique la ley con todo el rigor que el caso merece y, con fuero o sin fuero se les juzgue como lo que son: unos verdaderos delincuentes. No se quiere en nuestra casa, que es el Congreso de la Unión, a personas indeseables que amenazan hasta de muerte a sus colegas ahí donde se aprueban las leyes en beneficio de los mexicanos. La opinión del autor no coincide necesariamente con la de Latinpress.es Colaboración especial para LatinPress®. bnpb146@hotmail.com